Las etapas finales de los torneos multimesa requieren un enfoque completamente distinto en la selección de manos y en la toma de decisiones. A medida que los stacks se reducen y la presión aumenta, las manos marginales se convierten en uno de los grupos más difíciles de gestionar correctamente. Entender cuándo estas manos adquieren valor y cuándo deben descartarse influye directamente en los resultados a largo plazo.
Las manos marginales son aquellas que se sitúan en el límite entre ser jugables o descartables, como ases suited débiles, parejas pequeñas o cartas altas sin palo y con kicker bajo. En las fases finales de un MTT, su valor depende mucho más del tamaño de los stacks, la dinámica de la mesa y la estructura de premios que de su fuerza absoluta.
Con el aumento de las ciegas, las tablas preflop tradicionales pierden relevancia. Manos que antes eran folds claros pueden convertirse en aperturas necesarias o re-raises estratégicos debido al fold equity y a la presión sobre los rivales. Al mismo tiempo, la jugabilidad postflop de estas manos disminuye, lo que incrementa el coste de los errores.
La evaluación correcta de una mano marginal empieza por reconocer su limitada capacidad para realizar equity. Estas manos dependen más de la iniciativa y de la presión ejercida que de llegar al showdown, especialmente cuando los stacks efectivos bajan de 25 ciegas grandes.
La profundidad del stack es el factor principal que determina si una mano marginal debe jugarse o no. Con stacks profundos, estas manos suelen generar situaciones postflop complejas que derivan en errores costosos. En cambio, con stacks cortos, muchas manos marginales se transforman en decisiones de push o fold.
Cuando los stacks efectivos se sitúan entre 15 y 25 ciegas grandes, manos como A7 offsuit o K9 suited pueden ser aperturas rentables desde posiciones tardías, pero siguen siendo descartes frente a presión desde posiciones tempranas. El menor margen de maniobra exige una disciplina preflop más estricta.
Por debajo de las 15 ciegas grandes, las manos marginales rara vez deben jugarse de forma pasiva. Su valor reside en el fold equity generado mediante all-ins, no en pagar subidas o entrar en botes multijugador sin iniciativa.
La posición cobra aún más importancia en las etapas finales de un MTT. Las manos marginales obtienen la mayor parte de su valor actuando en último lugar, donde la información y el control reducen la varianza y mejoran la calidad de las decisiones.
Abrir manos marginales desde posiciones tempranas expone al jugador a resubidas y a decisiones complicadas tras el flop. Por el contrario, las posiciones finales permiten rangos más amplios, especialmente cuando las ciegas son pasivas o demasiado conservadoras por la presión de los premios.
La dinámica de la mesa, como la presencia de grandes stacks agresivos o short stacks esperando escalar posiciones, debe tenerse en cuenta en cada decisión con manos marginales. Ignorar estos factores conduce a jugadas con expectativa negativa, independientemente de la mano concreta.
Las fases finales de los torneos suelen provocar comportamientos más cerrados, especialmente cerca de la burbuja de la mesa final. Las manos marginales ganan valor frente a rivales que evitan enfrentamientos y foldean en exceso sus ciegas.
Manos como Q9 suited o J10 offsuit pueden convertirse en robos rentables cuando se atacan jugadores centrados en sobrevivir más que en acumular fichas. La clave está en identificar a quienes reducen artificialmente sus rangos por motivos económicos.
Sin embargo, las manos marginales pierden valor rápidamente frente a rivales competentes que defienden correctamente o responden con resubidas agresivas. La selección adecuada de objetivos es esencial para evitar varianza innecesaria.

La presión del modelo de fichas independiente (ICM) modifica de forma significativa la manera correcta de jugar manos marginales. Decisiones rentables en términos de fichas pueden ser incorrectas cuando se consideran las implicaciones de premios.
En las fases avanzadas de un MTT, proteger el valor del stack suele ser más importante que buscar pequeñas ganancias marginales. Esto es especialmente relevante para stacks medios atrapados entre grandes stacks agresivos y short stacks desesperados.
Jugar manos marginales sin tener en cuenta el ICM suele derivar en enfrentamientos de alto riesgo que ponen en peligro la continuidad en el torneo a cambio de una recompensa limitada.
Cerca de los saltos importantes de premios, las manos marginales deben tratarse con mayor cautela. Pagar all-ins con manos que apenas superan el rango del rival suele ser incorrecto cuando la supervivencia tiene un valor económico real.
Los stacks medios deben evitar enfrentamientos con stacks grandes salvo que dispongan de una ventaja clara de equity. Las manos marginales rinden mal cuando se ven forzadas a situaciones dominadas.
El éxito a largo plazo en torneos proviene del equilibrio entre agresión y contención, entendiendo que foldear manos marginales en situaciones de alta presión puede ser tan rentable como ejecutar faroles bien calculados.